lunes, 23 de noviembre de 2015

Articulo academico, "El cerebro adicto"

El Cerebro Adicto

Aunque el consumo de drogas ha formado parte de la vida por siglos, la adicción se ha concentrado en las últimas cinco décadas.
Kofi Annan (1997)
Introducción

     Las drogas existen y se han utilizado desde los tiempos más remotos, pero la motivación y la forma de su uso se ha modificado, así como el número de quienes pasan del simple consumo ocasional a la verdadera adicción, esa “forma moderna de esclavitud”, como dijera Octavio Paz.
     El ser humano ha empleado diversas drogas desde hace siglos, pero estas se asociaban a fines rituales, ceremoniales, espirituales, misticismo y magia; ejemplos de ello se identifican en México desde la época prehispánica.
     Durante los últimos 40 años la drogadicción se convierte en un problema de salud pública como resultado de la urbanización, la emigración interna, el desarrollo de drogas psicotrópicas en los 50’s, la emancipación social de los jóvenes asociada en los 70’s, el crecimiento del cultivo de estupefacientes y los efectos inevitables del narcotráfico.
     Todos conocemos a alguien cercano adicto, el objeto de la adicción puede variar, pero la respuesta conductual es similar, ya que todas estas adicciones provocan la misma reacción química en el cerebro, esta dinámica ha alterado la forma de considerar, prevenir y remediar las adicciones.
     A través de este documento describiremos los efectos a nivel neurológico de las sustancias adictivas más comunes disponibles en este país, así como sus efectos secundarios.

Desarrollo

Como afectan las drogas al cerebro, el comportamiento y la salud

     Todas las sustancias psicoactivas afectan a los circuitos cerebrales que participan en los procesos de aprendizaje y la memoria, la recompensa, y la motivación y el control del comportamiento, Sin embargo, en otros aspectos, las drogas de las distintas categorías varían mucho: se unen a diferentes tipos de receptores cerebrales y afectan la actividad de las neuronas mediante una serie de mecanismos diversos. Estas diferencias influyen en los efectos sobre el comportamiento que produce la droga, la velocidad con que el usuario desarrolla tolerancia y dependencia en relación con una droga en particular, los síntomas de abstinencia y las consecuencias para la salud de un uso breve o prolongado de las mismas.

Para comprender mejor las adicciones, definiremos tres términos:

     Tolerancias: Cuando se usan drogas de manera reiterada, los usuarios normalmente desarrollan tolerancia y ya no responden a la droga en la forma en que lo hacían inicialmente. La tolerancia a una droga hace que los usuarios consuman cantidades mayores para alcanzar el grado de respuesta que conseguían cuando la usaron por primera vez.
     Dependencia: Cuando se usa una droga de manera reiterada, las neuronas del cerebro se adaptan a ella y funcionan normalmente solo en presencia de esa droga. A su vez, esto conduce a una sensación  de ansiedad irresistible y al uso compulsivo.
     Abstinencia: Se caracteriza por la aparición de síntomas físicos y psicológicos desagradables cuando se reduce abruptamente o se interrumpe el consumo de una droga. Los síntomas de abstinencia varían desde los más leves, como los que experimenta el bebedor de café que reduce o interrumpe la ingestión de cafeína, a los síntomas que ponen en peligro la vida.
     La adicción es una enfermedad que progresa por etapas. Baler explica que en la primera etapa las personas utilizan sustancias para alcanzar la euforia que brindan, pero este consumo de drogas se convierte muy rápido en enfermedad que quienes las utilizan en forma crónica. El cerebro empieza a adaptarse a la sustancia y aparecen los primeros signos de dependencia. Algunos signos que sugieren adicción son: consumir la droga de manera regular, imposibilidad de dejarla, gastar en droga más de lo que se tiene, extralimitarse para obtener droga y sentir que se necesita la droga para funcionar cotidianamente.
     Anatómicamente las drogas alteran el tallo cerebral, que a su vez controla el ritmo cardiaco y respiratorio y el sueño; la corteza cerebral en donde se integra la información sensorial, el pensamiento y el razonamiento y el sistema límbico donde se aloja el circuito de recompensa del cerebro. Dicho sistema motiva al individuo a repetir conductas necesarias para la supervivencia y la reproducción como alimentarse y tener sexo.
     En el sistema nervioso central las drogas inhiben el sistema de comunicación e interfieren en el proceso de intercambio de información neuronal. Las neuronas se comunican por medio de neurotransmisones que viajan de la neurona presináptica a la postsináptica, a través del espacio interneuronal, a este complejo se le llama sinapsis. Las sustancias activas de drogas como la mariguana y la heroína son similares a los neurotransmisores y los neuroreceptores las aceptan como si fueran el neurotransmisor. Otras drogas como la anfetamina y la cocaína producen un aumento de los neurotransmisores naturales o evitan que el organismo recicle el exceso de sustancias, provocando una sobre estimulación de la neurona postsináptica.
     La mayoría de las drogas con actividad de un neurotransmisor llamado dopamina desempeñan un rol fundamental en las sensaciones de placer. El cerebro pierde la capacidad de sentir placer por las recompensas naturales, pues  se acostumbra rápidamente a dosis masivas de dopamina que se producen al consumir la droga, y lo hace reduciendo la producción natural o disminuyendo la cantidad de receptores que captan la señal del neurotransmisor. Así, cuando falta la droga el cerebro ya no cuenta con dopamina suficiente y la persona deja de disfrutar cosas naturalmente placenteras, lo que conduce a la apatía y depresión.  Cuando el cerebro comienza a adaptarse a altos niveles de dopamina, el individuo tiene que usar más y más droga para obtener el mismo efecto, a lo que ya describimos como tolerancia.
     El abuso de las drogas altera la concentración óptima del neurotransmisor conocido como glutamato, que participa en el circuito de recompensa y en la capacidad de aprender, el cerebro intentará compensar el cambio dañando en ocasiones la función cognitiva. Según Baler estas adaptaciones del cerebro a las sustancias llevan al ansia incontrolable de utilizarlas aunque el individuo sepa que tiene consecuencias catastróficas.

A continuación se describen los principales efectos de las drogas más consumidas en México:

Cannabis

     En todo el mundo, el cannabis, comúnmente llamado marihuana, es la droga ilegal más ampliamente usada. Clasificada como un alucinógeno, el cannabis se asocia con una serie de riesgos para la salud. Si bien son posibles las sobredosis y la toxicidad, el cannabis entraña un riesgo muy bajo de causar la muerte. Sin embargo, las probabilidades pueden aumentar cuando se combina con otras drogas.

     La intoxicación aguda con cannabis se asocia con un mayor riesgo de:
• Ansiedad
• Deterioro de la atención y la memoria
• Disforia
• Mayor riesgo de sufrir accidentes y traumatismos
• Náuseas
• Pánico
 • Paranoia

     El hábito de fumar cannabis de forma regular crea muchos de los mismos riesgos de cáncer que genera el tabaco. Esos riesgos incluyen el cáncer de pulmón y las vías respiratorias superiores y el cáncer del aparato digestivo. El consumo habitual aumenta el riesgo y la gravedad de los siguientes trastornos:
• Asma
• Bronquitis
• Cáncer del aparato digestivo
• Cáncer de pulmón y de las vías respiratorias superiores
• Cardiopatías
• Depresión
• Deterioro de la capacidad de resolver problemas
• Deterioro de la memoria
• Disminución de la libido
• Enfisema
• Hipertensión
• Pérdida de motivación
     Las personas con antecedentes personales o familiares de esquizofrenia también están expuestas a un riesgo mayor de sufrir psicosis.

Cocaína

     El uso de la cocaína, un estimulante, se asocia con una amplia gama de problemas físicos y mentales y con conductas de riesgo, como tener relaciones sexuales no seguras, que a su vez aumentan las probabilidades de que los usuarios y sus parejas contraigan enfermedades de transmisión sexual y virus transmitidos por la sangre. El uso repetido de dosis elevadas de cocaína puede llevar a la psicosis. Existe también un riesgo considerable de complicaciones tóxicas, sobredosis y muerte súbita, comúnmente provocada por insuficiencia cardíaca. La combinación con el alcohol aumenta considerablemente la toxicidad cardiovascular y hepática.
     Los problemas físicos más comunes asociados con el consumo de cocaína incluyen:
• Agotamiento
• Cefaleas
• Disminución de la inmunidad a las infecciones
• Entumecimiento y/u hormigueo
• La persona se rasca o hurga la piel en forma repetida
• Mayor riesgo de sufrir accidentes y traumatismos
• Pérdida de peso
• Piel fría y húmeda
     Los problemas psicológicos pueden incluir:
• Ansiedad
• Comportamiento violento o agresivo
• Depresión
• Deterioro de la memoria
• Dificultad para conciliar el sueño
• Fluctuaciones del estado de ánimo
• Paranoia

Estimulantes de tipo anfetamínico (ETA)

     Los efectos de los estimulantes del tipo de las anfetaminas (anfetamina, dexanfetamina, metanfetamina y éxtasis) son similares a los de la cocaína, pero los perfiles farmacológicos de estas drogas son diferentes.
Los problemas y riesgos para la salud incluyen:
• Arritmias
• Cefaleas
• Contractura de la mandíbula
• Daño hepático
• Deshidratación
• Deterioro de la resistencia a las infecciones
• Dificultad para conciliar el sueño
• Dolor muscular
• Disnea
• Estrés cardiovascular, que puede llevar a la muerte súbita
• Hemorragia cerebral
• Pérdida del apetito, que provoca pérdida de peso
• Temblores
     Los efectos sobre la salud mental incluyen:
• Agitación
• Alucinaciones
• Comportamiento violento o agresivo
• Deterioro de la memoria
• Dificultad para concentrarse
• Fluctuaciones del estado de ánimo, que incluyen ansiedad, depresión, euforia, pánico y manía
• Paranoia
     El consumo de dosis elevadas de metanfetaminas en un período prolongado también afecta el riesgo de malnutrición y puede causar daños permanentes a las células cerebrales.

Sedantes e hipnóticos

     Los sedantes, los hipnóticos y las píldoras para dormir contienen benzodiazepinas y compuestos afines; se utilizan para ayudar a las personas a dormir, o para tratar la ansiedad y otros trastornos del estado de ánimo, el dolor muscular, las crisis convulsivas y los traumatismos.
     Los sedantes y los hipnóticos pueden causar problemas, en particular cuando se usan con más frecuencia o en dosis más elevadas de lo prescrito. Los síntomas de abstinencia incluyen ansiedad severa y pánico, insomnio, depresión, cefalea, sudor y fiebre, náuseas, vómitos y convulsiones. Es muy poco probable que las sobredosis de benzodiazepinas provoquen la muerte, aun cuando se trate de dosis muy grandes. No obstante, cuando se combinan con otras sustancias como el alcohol, otras drogas depresoras u opioides, aumenta considerablemente el riesgo de una sobredosis y la muerte.
     El uso de sedantes y píldoras para dormir se puede asociar con:
• Cefaleas
• Confusión, somnolencia y mareos
• Depresión
• Náuseas
• Pérdida del equilibrio, marcha vacilante y un mayor riesgo de caídas

Opioides

     Los opioides son compuestos extraídos de las semillas de amapola. Tienen efectos en el organismo similares a los de la morfina y reducen el dolor al desacelerar las funciones del sistema nervioso central. Tanto los opioides prescritos legalmente como las versiones “callejeras” (la heroína y el opio) pueden generar numerosos problemas de salud. Las personas que usan opioides recetados corren un riesgo particular si usan las drogas con más frecuencia o en dosis más elevadas de lo prescrito. Se produce una sobredosis cuando la cantidad de opioide deprime el centro respiratorio y esto puede hacer que el usuario caiga en coma y muera. El riesgo de sobredosis es considerablemente mayor cuando el usuario también consume alcohol o toma otros sedantes.
     Los efectos del uso en un lapso breve incluyen:
• Deterioro de la memoria
• Dificultad para concentrarse
• Estreñimiento
• Náuseas y vómitos
• Prurito
• Respiración superficial o disnea
• Somnolencia
     Los efectos del uso prolongado incluyen:
• Depresión
• Disminución de la libido
• Impotencia
• Insuficiencia respiratoria, que conduce a la muerte
• Períodos menstruales irregulares
     Los síntomas de abstinencia incluyen diarrea, calambres abdominales y vómitos; hipertensión y pulso acelerado; pensamientos acelerados; sudores y/o piel de gallina; bostezos, goteo nasal y ojos llorosos.

Inhalantes/solventes volátiles

     Los inhalantes, o solventes volátiles, se clasifican como depresores. Se los encuentra en muchos productos de uso doméstico o empleados en el lugar de trabajo: encendedores, botes de recarga, aerosoles, pegamentos basados en solventes, diluyentes químicos, líquidos correctores y líquidos para limpieza en seco. Los inhalantes se asocian con una serie de efectos graves, tanto a corto como a largo plazo. La inhalación de grandes cantidades puede causar confusión y desorientación, articulación confusa de las palabras, debilidad, temblores y alucinaciones visuales.
     En última instancia, el uso de inhalantes puede provocar el coma o la muerte debido a un ataque cardíaco.
     Los efectos del uso por poco tiempo incluyen:
• Ansiedad u otros trastornos del estado de ánimo
• Cefaleas
• Coma
• Comportamiento impredecible y a veces peligroso
• Crisis convulsivas
• Delirio
• Desorientación y somnolencia
• Deterioro de la coordinación y la respuesta
• Diarrea
• Dolor muscular
• Inconsciencia
• Muerte por insuficiencia cardíaca
• Náuseas y vómitos
• Pérdida del control de sí mismo
• Reducción de la provisión de oxígeno al cuerpo
• Visión borrosa
     El uso por un tiempo prolongado puede causar:
• Cansancio extremo
• Cefaleas crónicas, problemas en los senos paranasales, hemorragias nasales, tos persistente y ojos enrojecidos y llorosos
• Comportamiento agresivo
• Daño orgánico (cardíaco, pulmonar, hepático y renal)
• Depresión
• Estremecimientos y temblores
• Indigestión y úlcera gástrica
• Pérdida de la memoria y confusión
• Síntomas similares a los de la influenza
 Alucinógenos (distintos del cannabis)
     Los efectos de los alucinógenos son imprevisibles y pueden variar de un usuario a otro o en diferentes ocasiones. Los alucinógenos pueden provocar imágenes retrospectivas, la recurrencia espontánea de los efectos del uso de alucinógenos en el pasado. El uso por un período prolongado puede aumentar los efectos de problemas mentales como la esquizofrenia.
     El uso de alucinógenos puede causar:
• Aceleración de la frecuencia cardíaca e hipertensión
• Alteraciones de los sentidos: auditivas, visuales, olfativas y táctiles
• Alucinaciones
• Crisis convulsivas
• Debilidad muscular
• Dificultad para conciliar el sueño
• Entumecimiento
• Fluctuaciones del estado de ánimo, como ansiedad, pánico, euforia y paranoia
• Náuseas y vómitos
• Temblores y contracciones espasmódicas
     El éxtasis (MDMA), un alucinógeno y estimulante del tipo de las anfetaminas, se asocia con una serie de trastornos muy poco frecuentes, pero que ponen en peligro la vida, tales como:
• Alteraciones del equilibrio entre el sodio y el agua corporal
• Daño hepático
• Hemorragia cerebral
• Hipertermia (temperatura corporal muy alta)
     El éxtasis también puede llevar a problemas crónicos de salud mental, como deterioro de la memoria, depresión, trastornos de pánico, delirio e imágenes retrospectivas. Hay datos crecientes que prueban que el éxtasis es una neurotoxina que provoca daño neurológico.



Conclusiones

     Una vez reconocido el problema y sus mecanismos nos podemos dar cuenta que una intervención posterior a que ya se estableció la adicción es más difícil el tratamiento, dicho de otra forma, el índice de éxito es muy bajo, es por esto que la solución al problema es enfocarse a la prevención temprana a una edad temprana y en comunidades vulnerables. Se debe involucrar tanto a la familia como a los usuarios de drogas, a nivel gubernamental se deben establecer políticas, programas y leyes que promuevan la atención de la salud, servicios de rehabilitación, que se protejan los derechos humanos y ofrezcan alternativas al castigo o prisión. Se debe capacitar al personal de salud en relación con el uso de drogas y los problemas asociados así como también vincular a los sistemas judicial, educativo y de servicios sociales. La información epidemiológica es un elemento fundamental para planificar, establecer y vigilar la respuesta de salud pública. La solución no es sencilla dado lo complejo del problema.

Referencias

Guerrero Mothelet, V. (2013). El cerebro adicto. ¿Cómo ves?, No. 177, (Pp. 10-149). México: UNAM. Recuperado el 18/11/2015, de http://www.comoves.unam.mx/numeros/articulo/177/el-cerebro-adicto

Organización panamericana de la salud. (2009). Epidemiología del uso de drogas en América Latina y el Caribe: un enfoque de salud pública. Recuperado el 19/11/2015, de http://www.paho.org/hq/dmdocuments/2009/epidemiologia_drogas_web.pdf?ua=1

¿Por qué elegí este tema?
A mi consideración es el de mayor relevancia, dado que es un problema de salud pública, repercute directa e indirectamente en todas las personas, a demás de que ya tengo conocimiento previo del tema.

¿De donde partí para empezar a escribir?
Del conocimiento previo que tengo del tema, así como la lectura sugerida "El cerebro adicto", a demás lo complemente con una lectura de la epidemiología del uso de drogas en América Latina y el caribe  de la Organización panamericana de la salud.