El
Cerebro Adicto
Aunque el consumo de
drogas ha formado parte de la vida por siglos, la adicción se ha concentrado en
las últimas cinco décadas.
Kofi Annan (1997)
Introducción
Las drogas existen y se han utilizado
desde los tiempos más remotos, pero la motivación y la forma de su uso se ha
modificado, así como el número de quienes pasan del simple consumo ocasional a
la verdadera adicción, esa “forma moderna de esclavitud”, como dijera Octavio
Paz.
El ser humano ha empleado diversas drogas
desde hace siglos, pero estas se asociaban a fines rituales, ceremoniales,
espirituales, misticismo y magia; ejemplos de ello se identifican en México
desde la época prehispánica.
Durante los últimos 40 años la drogadicción
se convierte en un problema de salud pública como resultado de la urbanización,
la emigración interna, el desarrollo de drogas psicotrópicas en los 50’s, la emancipación
social de los jóvenes asociada en los 70’s, el crecimiento del cultivo de
estupefacientes y los efectos inevitables del narcotráfico.
Todos conocemos a alguien cercano adicto,
el objeto de la adicción puede variar, pero la respuesta conductual es similar,
ya que todas estas adicciones provocan la misma reacción química en el cerebro,
esta dinámica ha alterado la forma de considerar, prevenir y remediar las
adicciones.
A través de este documento describiremos
los efectos a nivel neurológico de las sustancias adictivas más comunes
disponibles en este país, así como sus efectos secundarios.
Desarrollo
Como
afectan las drogas al cerebro, el comportamiento y la salud
Todas las sustancias psicoactivas afectan
a los circuitos cerebrales que participan en los procesos de aprendizaje y la
memoria, la recompensa, y la motivación y el control del comportamiento, Sin
embargo, en otros aspectos, las drogas de las distintas categorías varían
mucho: se unen a diferentes tipos de receptores cerebrales y afectan la
actividad de las neuronas mediante una serie de mecanismos diversos. Estas
diferencias influyen en los efectos sobre el comportamiento que produce la
droga, la velocidad con que el usuario desarrolla tolerancia y dependencia en relación
con una droga en particular, los síntomas de abstinencia y las consecuencias
para la salud de un uso breve o prolongado de las mismas.
Para
comprender mejor las adicciones, definiremos tres términos:
Tolerancias: Cuando se usan drogas
de manera reiterada, los usuarios normalmente desarrollan tolerancia y ya no
responden a la droga en la forma en que lo hacían inicialmente. La tolerancia a
una droga hace que los usuarios consuman cantidades mayores para alcanzar el
grado de respuesta que conseguían cuando la usaron por primera vez.
Dependencia: Cuando se usa una
droga de manera reiterada, las neuronas del cerebro se adaptan a ella y
funcionan normalmente solo en presencia de esa droga. A su vez, esto conduce a
una sensación de ansiedad irresistible y
al uso compulsivo.
Abstinencia: Se caracteriza por la aparición
de síntomas físicos y psicológicos desagradables cuando se reduce abruptamente
o se interrumpe el consumo de una droga. Los síntomas de abstinencia varían
desde los más leves, como los que experimenta el bebedor de café que reduce o
interrumpe la ingestión de cafeína, a los síntomas que ponen en peligro la
vida.
La adicción es una enfermedad que progresa
por etapas. Baler explica que en la primera etapa las personas utilizan
sustancias para alcanzar la euforia que brindan, pero este consumo de drogas se
convierte muy rápido en enfermedad que quienes las utilizan en forma crónica.
El cerebro empieza a adaptarse a la sustancia y aparecen los primeros signos de
dependencia. Algunos signos que sugieren adicción son: consumir la droga de
manera regular, imposibilidad de dejarla, gastar en droga más de lo que se
tiene, extralimitarse para obtener droga y sentir que se necesita la droga para
funcionar cotidianamente.
Anatómicamente las drogas alteran el tallo
cerebral, que a su vez controla el ritmo cardiaco y respiratorio y el sueño; la
corteza cerebral en donde se integra la información sensorial, el pensamiento y
el razonamiento y el sistema límbico donde se aloja el circuito de recompensa
del cerebro. Dicho sistema motiva al individuo a repetir conductas necesarias
para la supervivencia y la reproducción como alimentarse y tener sexo.
En el sistema nervioso central las drogas
inhiben el sistema de comunicación e interfieren en el proceso de intercambio
de información neuronal. Las neuronas se comunican por medio de
neurotransmisones que viajan de la neurona presináptica a la postsináptica, a través
del espacio interneuronal, a este complejo se le llama sinapsis. Las sustancias
activas de drogas como la mariguana y la heroína son similares a los
neurotransmisores y los neuroreceptores las aceptan como si fueran el
neurotransmisor. Otras drogas como la anfetamina y la cocaína producen un
aumento de los neurotransmisores naturales o evitan que el organismo recicle el
exceso de sustancias, provocando una sobre estimulación de la neurona postsináptica.
La mayoría de las drogas con actividad de
un neurotransmisor llamado dopamina desempeñan un rol fundamental en las
sensaciones de placer. El cerebro pierde la capacidad de sentir placer por las
recompensas naturales, pues se acostumbra
rápidamente a dosis masivas de dopamina que se producen al consumir la droga, y
lo hace reduciendo la producción natural o disminuyendo la cantidad de
receptores que captan la señal del neurotransmisor. Así, cuando falta la droga
el cerebro ya no cuenta con dopamina suficiente y la persona deja de disfrutar
cosas naturalmente placenteras, lo que conduce a la apatía y depresión. Cuando el cerebro comienza a adaptarse a altos
niveles de dopamina, el individuo tiene que usar más y más droga para obtener
el mismo efecto, a lo que ya describimos como tolerancia.
El abuso de las drogas altera la concentración
óptima del neurotransmisor conocido como glutamato, que participa en el
circuito de recompensa y en la capacidad de aprender, el cerebro intentará compensar
el cambio dañando en ocasiones la función cognitiva. Según Baler estas
adaptaciones del cerebro a las sustancias llevan al ansia incontrolable de
utilizarlas aunque el individuo sepa que tiene consecuencias catastróficas.
A
continuación se describen los principales efectos de las drogas más consumidas
en México:
Cannabis
En todo el mundo, el cannabis, comúnmente
llamado marihuana, es la droga ilegal más ampliamente usada. Clasificada como
un alucinógeno, el cannabis se asocia con una serie de riesgos para la salud.
Si bien son posibles las sobredosis y la toxicidad, el cannabis entraña un riesgo
muy bajo de causar la muerte. Sin embargo, las probabilidades pueden aumentar
cuando se combina con otras drogas.
La intoxicación aguda con cannabis se
asocia con un mayor riesgo de:
•
Ansiedad
•
Deterioro de la atención y la memoria
•
Disforia
•
Mayor riesgo de sufrir accidentes y traumatismos
•
Náuseas
•
Pánico
• Paranoia
El hábito de fumar cannabis de forma
regular crea muchos de los mismos riesgos de cáncer que genera el tabaco. Esos
riesgos incluyen el cáncer de pulmón y las vías respiratorias superiores y el
cáncer del aparato digestivo. El consumo habitual aumenta el riesgo y la
gravedad de los siguientes trastornos:
•
Asma
•
Bronquitis
•
Cáncer del aparato digestivo
•
Cáncer de pulmón y de las vías respiratorias superiores
•
Cardiopatías
•
Depresión
•
Deterioro de la capacidad de resolver problemas
•
Deterioro de la memoria
•
Disminución de la libido
•
Enfisema
•
Hipertensión
•
Pérdida de motivación
Las personas con antecedentes personales o
familiares de esquizofrenia también están expuestas a un riesgo mayor de sufrir
psicosis.
Cocaína
El uso de la cocaína, un estimulante, se
asocia con una amplia gama de problemas físicos y mentales y con conductas de
riesgo, como tener relaciones sexuales no seguras, que a su vez aumentan las
probabilidades de que los usuarios y sus parejas contraigan enfermedades de
transmisión sexual y virus transmitidos por la sangre. El uso repetido de dosis
elevadas de cocaína puede llevar a la psicosis. Existe también un riesgo
considerable de complicaciones tóxicas, sobredosis y muerte súbita, comúnmente
provocada por insuficiencia cardíaca. La combinación con el alcohol aumenta
considerablemente la toxicidad cardiovascular y hepática.
Los problemas físicos más comunes
asociados con el consumo de cocaína incluyen:
•
Agotamiento
•
Cefaleas
•
Disminución de la inmunidad a las infecciones
•
Entumecimiento y/u hormigueo
•
La persona se rasca o hurga la piel en forma repetida
•
Mayor riesgo de sufrir accidentes y traumatismos
•
Pérdida de peso
•
Piel fría y húmeda
Los
problemas psicológicos pueden incluir:
•
Ansiedad
•
Comportamiento violento o agresivo
•
Depresión
•
Deterioro de la memoria
•
Dificultad para conciliar el sueño
•
Fluctuaciones del estado de ánimo
•
Paranoia
Estimulantes de tipo
anfetamínico (ETA)
Los efectos de los estimulantes del tipo
de las anfetaminas (anfetamina, dexanfetamina, metanfetamina y éxtasis) son
similares a los de la cocaína, pero los perfiles farmacológicos de estas drogas
son diferentes.
Los
problemas y riesgos para la salud incluyen:
•
Arritmias
•
Cefaleas
•
Contractura de la mandíbula
•
Daño hepático
•
Deshidratación
•
Deterioro de la resistencia a las infecciones
•
Dificultad para conciliar el sueño
•
Dolor muscular
•
Disnea
•
Estrés cardiovascular, que puede llevar a la muerte súbita
•
Hemorragia cerebral
•
Pérdida del apetito, que provoca pérdida de peso
•
Temblores
Los efectos sobre la salud mental
incluyen:
•
Agitación
•
Alucinaciones
•
Comportamiento violento o agresivo
•
Deterioro de la memoria
•
Dificultad para concentrarse
•
Fluctuaciones del estado de ánimo, que incluyen ansiedad, depresión, euforia,
pánico y manía
•
Paranoia
El consumo de dosis elevadas de
metanfetaminas en un período prolongado también afecta el riesgo de malnutrición
y puede causar daños permanentes a las células cerebrales.
Sedantes e hipnóticos
Los sedantes, los hipnóticos y las
píldoras para dormir contienen benzodiazepinas y compuestos afines; se utilizan
para ayudar a las personas a dormir, o para tratar la ansiedad y otros
trastornos del estado de ánimo, el dolor muscular, las crisis convulsivas y los
traumatismos.
Los sedantes y los hipnóticos pueden
causar problemas, en particular cuando se usan con más frecuencia o en dosis
más elevadas de lo prescrito. Los síntomas de abstinencia incluyen ansiedad
severa y pánico, insomnio, depresión, cefalea, sudor y fiebre, náuseas, vómitos
y convulsiones. Es muy poco probable que las sobredosis de benzodiazepinas
provoquen la muerte, aun cuando se trate de dosis muy grandes. No obstante,
cuando se combinan con otras sustancias como el alcohol, otras drogas
depresoras u opioides, aumenta considerablemente el riesgo de una sobredosis y
la muerte.
El uso de sedantes y píldoras para dormir
se puede asociar con:
•
Cefaleas
•
Confusión, somnolencia y mareos
•
Depresión
•
Náuseas
•
Pérdida del equilibrio, marcha vacilante y un mayor riesgo de caídas
Opioides
Los opioides son compuestos extraídos de
las semillas de amapola. Tienen efectos en el organismo similares a los de la
morfina y reducen el dolor al desacelerar las funciones del sistema nervioso
central. Tanto los opioides prescritos legalmente como las versiones
“callejeras” (la heroína y el opio) pueden generar numerosos problemas de
salud. Las personas que usan opioides recetados corren un riesgo particular si
usan las drogas con más frecuencia o en dosis más elevadas de lo prescrito. Se
produce una sobredosis cuando la cantidad de opioide deprime el centro
respiratorio y esto puede hacer que el usuario caiga en coma y muera. El riesgo
de sobredosis es considerablemente mayor cuando el usuario también consume
alcohol o toma otros sedantes.
Los efectos del uso en un lapso breve
incluyen:
•
Deterioro de la memoria
•
Dificultad para concentrarse
•
Estreñimiento
•
Náuseas y vómitos
•
Prurito
•
Respiración superficial o disnea
•
Somnolencia
Los efectos del uso prolongado incluyen:
•
Depresión
•
Disminución de la libido
•
Impotencia
•
Insuficiencia respiratoria, que conduce a la muerte
•
Períodos menstruales irregulares
Los síntomas de abstinencia incluyen
diarrea, calambres abdominales y vómitos; hipertensión y pulso acelerado;
pensamientos acelerados; sudores y/o piel de gallina; bostezos, goteo nasal y
ojos llorosos.
Inhalantes/solventes
volátiles
Los inhalantes, o solventes volátiles, se
clasifican como depresores. Se los encuentra en muchos productos de uso
doméstico o empleados en el lugar de trabajo: encendedores, botes de recarga,
aerosoles, pegamentos basados en solventes, diluyentes químicos, líquidos
correctores y líquidos para limpieza en seco. Los inhalantes se asocian con una
serie de efectos graves, tanto a corto como a largo plazo. La inhalación de
grandes cantidades puede causar confusión y desorientación, articulación
confusa de las palabras, debilidad, temblores y alucinaciones visuales.
En última instancia, el uso de inhalantes
puede provocar el coma o la muerte debido a un ataque cardíaco.
Los efectos del uso por poco tiempo
incluyen:
•
Ansiedad u otros trastornos del estado de ánimo
•
Cefaleas
•
Coma
•
Comportamiento impredecible y a veces peligroso
•
Crisis convulsivas
•
Delirio
•
Desorientación y somnolencia
•
Deterioro de la coordinación y la respuesta
•
Diarrea
•
Dolor muscular
•
Inconsciencia
•
Muerte por insuficiencia cardíaca
•
Náuseas y vómitos
•
Pérdida del control de sí mismo
•
Reducción de la provisión de oxígeno al cuerpo
•
Visión borrosa
El uso por un tiempo prolongado puede
causar:
•
Cansancio extremo
•
Cefaleas crónicas, problemas en los senos paranasales, hemorragias nasales, tos
persistente y ojos enrojecidos y llorosos
•
Comportamiento agresivo
•
Daño orgánico (cardíaco, pulmonar, hepático y renal)
•
Depresión
•
Estremecimientos y temblores
•
Indigestión y úlcera gástrica
•
Pérdida de la memoria y confusión
•
Síntomas similares a los de la influenza
Alucinógenos (distintos del cannabis)
Los efectos de los alucinógenos son
imprevisibles y pueden variar de un usuario a otro o en diferentes ocasiones.
Los alucinógenos pueden provocar imágenes retrospectivas, la recurrencia
espontánea de los efectos del uso de alucinógenos en el pasado. El uso por un
período prolongado puede aumentar los efectos de problemas mentales como la
esquizofrenia.
El uso de alucinógenos puede causar:
•
Aceleración de la frecuencia cardíaca e hipertensión
•
Alteraciones de los sentidos: auditivas, visuales, olfativas y táctiles
•
Alucinaciones
•
Crisis convulsivas
•
Debilidad muscular
•
Dificultad para conciliar el sueño
•
Entumecimiento
•
Fluctuaciones del estado de ánimo, como ansiedad, pánico, euforia y paranoia
•
Náuseas y vómitos
•
Temblores y contracciones espasmódicas
El éxtasis (MDMA), un alucinógeno y
estimulante del tipo de las anfetaminas, se asocia con una serie de trastornos
muy poco frecuentes, pero que ponen en peligro la vida, tales como:
•
Alteraciones del equilibrio entre el sodio y el agua corporal
•
Daño hepático
•
Hemorragia cerebral
•
Hipertermia (temperatura corporal muy alta)
El éxtasis también puede llevar a
problemas crónicos de salud mental, como deterioro de la memoria, depresión,
trastornos de pánico, delirio e imágenes retrospectivas. Hay datos crecientes
que prueban que el éxtasis es una neurotoxina que provoca daño neurológico.
Conclusiones
Una vez reconocido el problema y sus
mecanismos nos podemos dar cuenta que una intervención posterior a que ya se estableció
la adicción es más difícil el tratamiento, dicho de otra forma, el índice de éxito
es muy bajo, es por esto que la solución al problema es enfocarse a la prevención
temprana a una edad temprana y en comunidades vulnerables. Se debe involucrar
tanto a la familia como a los usuarios de drogas, a nivel gubernamental se
deben establecer políticas, programas y leyes que promuevan la atención de la
salud, servicios de rehabilitación, que se protejan los derechos humanos y
ofrezcan alternativas al castigo o prisión. Se debe capacitar al personal de
salud en relación con el uso de drogas y los problemas asociados así como también
vincular a los sistemas judicial, educativo y de servicios sociales. La información
epidemiológica es un elemento fundamental para planificar, establecer y vigilar
la respuesta de salud pública. La solución no es sencilla dado lo complejo del
problema.
Referencias
Guerrero
Mothelet, V. (2013). El cerebro adicto. ¿Cómo ves?, No. 177, (Pp. 10-149). México:
UNAM. Recuperado el 18/11/2015, de http://www.comoves.unam.mx/numeros/articulo/177/el-cerebro-adicto
Organización panamericana de la salud. (2009). Epidemiología del uso de drogas en América Latina y el Caribe: un enfoque de salud pública. Recuperado el 19/11/2015, de http://www.paho.org/hq/dmdocuments/2009/epidemiologia_drogas_web.pdf?ua=1
¿Por qué elegí este tema?
A mi consideración es el de mayor relevancia, dado que es un problema de salud pública, repercute directa e indirectamente en todas las personas, a demás de que ya tengo conocimiento previo del tema.
¿De donde partí para empezar a escribir?
Del conocimiento previo que tengo del tema, así como la lectura sugerida "El cerebro adicto", a demás lo complemente con una lectura de la epidemiología del uso de drogas en América Latina y el caribe de la Organización panamericana de la salud.
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